Ampliacion de la condicion de la humanidad

1.- Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23)

2.- Sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados (Hebreos 9:22)

3.- Un justo por una humanidad injusta (1 Pedro 3:18)

 

  • Todos Pecaron

Adán fue creado a imagen de Dios. Él tuvo la libertad de escoger entre el bien y el mal, tuvo el intelecto con el cual podía tomar decisiones, y era inmortal. Cuando pecó él estaba ejerciendo su derecho a elegir, pero una de las consecuencias de su elección fue que se volvió mortal. Otra fue que todos sus descendientes nacerían con una naturaleza pecadora que haría imposible que pudieran vivir una vida libre de pecado. Eso significó que no había ninguna forma de poder vivir cumpliendo con las normas de Dios y esperar poder pasar la eternidad con Él. Sin un medio de redención, la humanidad estaría perdida sin ninguna esperanza porque desde ese momento todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23).

 

  • Sin Sangre No Hay Perdón

La Biblia de manera consistente enseña que es necesario el derramamiento de sangre para reversar las consecuencias del pecado. Cuando Adán y Eva fueron conscientes de su pecado y se ocultaron de Dios, Él los vistió con piel de animales. Esto simbolizó “cubrirlos” por medio del derramamiento de sangre para que pudieran estar ante Él (Génesis 3:21). Dios también le enseñó a Caín y Abel que el único sacrificio aceptable era uno que comprendiera el derramamiento de sangre. Cuando Caín presentó la ofrenda equivocada y fue rechazada, Dios lo amonestó diciendo,  “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?”  (Génesis 4:7). En Egipto los israelitas fueron salvados del destructor debido a la sangre de un cordero aplicada a los postes de sus puertas (Éxodo 12:7, 13).

Más tarde, luego de que Moisés lo documentó en la Torá podemos ver que todo el sistema levítico estaba basado en el derramamiento de sangre. Según la versión amplificada de  Hebreos 9:22  bajo la Ley casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay ni liberación del pecado y su pena, como tampoco la remisión debida y el castigo merecido por los pecados.

 

  • El Justo Por Los Injustos

Conforme la revelación del remedio de Dios por los pecados de la gente progresa a través del Antiguo Testamento, empezamos a ver que los únicos animales aceptables para la ofrenda del pecado eran los que simbolizaban la inocencia en nuestras mentes. ¿Quién puede pensar en algo más inocente que un cordero de un año? Fue este animal el que Dios escogió para demostrar la necesidad de que sangre inocente fuera derramada para la remisión de los pecados (Éxodo 30:38). También vemos que estos animales tenían que ser un ejemplar perfecto, sin defecto (Éxodo 12:5).

Del Nuevo Testamento sabemos que aún estos animales perfectos e inocentes solamente podían apartar el pecado de la gente de manera temporal. Eran un modelo del sacrificio que Dios requería, y no el mismo sacrificio. Eventualmente se requeriría la sangre de un hombre perfecto e inocente para pagar por los pecados de la humanidad (Hebreos 10:1-14). Un hombre justo tendría que pagar el precio por los pecados de una humanidad injusta para llevarnos a Dios (1 Pedro 3:18).

El problema era que no había tal hombre perfecto e inocente. Desde los primeros hijos de Adán y Eva hasta este día, no ha habido un hombre perfecto sin pecado entre sus descendientes naturales quien pudiera ser ofrecido como un sacrificio por los pecados de la humanidad. Todos nosotros estamos contaminados por nuestra naturaleza pecaminosa y no somos aceptos para redimir a la humanidad aún si lo quisiéramos, porque no somos ningún espécimen perfecto e inocente.

Muchas personas no se dan cuenta de eso, porque el ser sin pecado no es un asunto de evitar el hacer determinadas cosas. El pecado empieza en nuestro corazón, en nuestros pensamientos y deseos, y el corazón es engañoso más que todas las cosas, y perverso (Jeremías 17:9). Debido a nuestra naturaleza pecaminosa es imposible que podamos evitar tener un pensamiento pecaminoso de vez en cuando. Solamente se necesita uno, sin importar lo momentáneo que fuera, pues tan pronto como llega ya no somos libres de pecado. Los fariseos se obsesionaban por guardar la Ley, pero Jesús dijo que ni aún su justicia era suficiente para ganar la entrada en el Reino (Mateo 5:20).

Los ángeles pueden tomar la apariencia de hombres y según Hebreos 13:2algunas personas han hospedado ángeles sin saberlo. Pero a los ángeles les está terminantemente prohibido convertirse en seres humanos y los que lo hicieron en el pasado están ahora encadenados en prisiones de oscuridad esperando su juicio (Judas 1:6). A pesar de que los ángeles que permanecieron fieles a Dios no pecan, ninguna persona puede salvarse por el sacrificio de un ángel.

Entonces, la sangre de animales solamente puede poner a un lado de manera temporal el pecado de las personas. Todas las personas nacidas de manera natural están descalificadas debido a su naturaleza pecaminosa. Los ángeles lo tienen prohibido. Solamente había una forma por medio de la cual las personas podían ser salvas y eso requería que el mismo Dios se hiciera hombre. Y para ser hombre tenía que venir al mundo de la manera que llegan todas las personas. Tenía que nacer de una mujer.

Pero como hemos visto antes, cuando se combina el óvulo de una mujer terrenal con el espermatozoide de un hombre terrenal, su descendiente heredará una naturaleza pecaminosa y es descalificado. Para poder mantener Su pureza, Dios tenía que nacer de una mujer pero sin un padre terrenal. De esa manera Él podía ser todo Dios y todo hombre, un espécimen perfecto e inocente de la humanidad. La persona que conocemos como Jesús es la única en la historia de la humanidad que llegó a ser eso.

Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (Hebreos 7:25-26).

 

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